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Cumplimiento de las Normas por Convicción y no por Obligación

El modo imperativo es un recurso muy utilizado en el mundo de la SST. Ejemplos de ello son los siguientes: ¡Ponte el casco!, ¡Baja de allí!, ¡Limpien esto!, ¡Pongan los conos!

¿Es eficaz el modo imperativo? Pensémoslo bien, la verdad es que el modo imperativo no es eficaz, por las tres razones siguientes:

1. Es un camino de una única dirección que no permite escuchar ni explorar las razones del otro para, por ejemplo, no haber cumplido la norma de ponerse el casco. ¿Tal vez lo olvidó, lo perdió, se lo quitó otro compañero, estaba en un breve descanso, nadie le explicó que debía tenerlo puesto en ese mismo momento…?

2. Conlleva un tipo de lenguaje verbal y no verbal que no facilita la reflexión e internalización de la norma por el otro (la autonomía normativa o “autoridad interna” o Convicción), sino más bien la aceptación resentida de una autoridad externa (heteronomía normativa o por Obligación) que le bloquea emocionalmente y nos predispone al enojo y la agresividad, pero no a la reflexión sobre el propio comportamiento.

3. Genera un tipo de relación Prevencionista – Trabajador distante y vertical, que no facilitará la buena comunicación en otras situaciones en la que es necesaria una comunicación de doble dirección, y generará mal ambiente y conflictos entre Prevencionista (percibidos como policías) y trabajadores.

Siendo conscientes de esta realidad, vamos a hacer un ejercicio para aprender alternativas al imperativo, y así pasar del estilo imperativo al estilo reflexivo en el seguimiento de las normas SST.

Imperativo: ¡Ponte el casco!

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