Las 6 formas de Percepción del Riesgo en los trabajadores

La Percepción del Riesgo que tienen los trabajadores al realizar una tarea, es clave para que adopte las medidas de control necesarios para evitar posibles incidentes, puesto que de dicha percepción el cómo las personas tomamos decisiones.

Aunque en Seguridad y Salud en el Trabajo se habla mucho de Percepción del Riesgo, este concepto no viene del ámbito ingenieril, ni de ciencias o disciplinas asociadas a la SST, sino que proviene desde la sociología, pues es un constructo muy complejo de definir, clasificar, medir y por ende de intervenir.

El licenciado en sociología: José Espluga, en la Nota Técnica de Prevención española NTP 415, nos brinda una herramienta muy útil para clasificar e intervenir los diferentes tipos de Percepción del Riesgo que se pueden presentar en los trabajadores.

Caso A1: El trabajador No tiene una conducta preventiva. Además No identifica los peligros y obviamente no es consciente de la estimación del mismo.

El trabajador no identifica los peligros adecuadamente, ni, por tanto, evalúa los riesgos. En este caso el trabajador no es consciente de la presencia de esos peligros que dan lugar a los procedimientos preventivos que él incumple. En este tipo de situaciones la resolución del problema reside en los aspectos cognitivos de las actitudes. Hay que lograr que el trabajador conozca los peligros y evalúe los riesgos para que pueda actuar en consecuencia.

Caso A2: El trabajador No tiene una conducta preventiva. Identifica los peligros, pero No tiene una estimación de los riesgos ajustada a la realidad.

El trabajador identifica bien los peligros, sin embargo, no evalúa los riesgos adecuadamente. Es decir, que a pesar de coincidir en la existencia de unos peligros, hay discrepancias respecto a la probabilidad de ocurrencia, a las dimensiones relevantes de las consecuencias, o a la magnitud de éstas. Así, por ejemplo, es perfectamente factible que un trabajador conozca la existencia de un determinado peligro en su puesto de trabajo pero que, en relación con lo determinado por los criterios científico-técnicos de la empresa, lo subvalore o lo sobreestime.

Caso A3: El trabajador No tiene una conducta preventiva. Identifica los peligros y es capaz de realizar la estimación de riesgos realista.

Puede pasar que el trabajador identifique bien los peligros y estime los riesgos en el mismo sentido, pero que, a pesar de ello, no acepte cumplir los procedimientos de trabajo seguro. En este caso, desde el punto de vista del observador, el trabajador sí es consciente del riesgo, por lo que se podrá decir que sus comportamientos son arriesgados o inseguros. Esto añade una dificultad a la gestión del riesgo y lleva a orientar la intervención hacia la resolución de conflictos de otra naturaleza que la meramente cognitiva. Las causas del rechazo a los procedimientos preventivos tienen que ver con el contexto laboral en sentido amplio, es decir, con el juego de relaciones en la empresa, el clima organizacional, los contextos de interacción concretos, etcétera, y están vinculados a las dimensiones psicosociales de la percepción del riesgo.

Caso B1: El trabajador Sí tiene una conducta preventiva. Pero No identifica los peligros ni es capaz de tener una estimación realista de sus riesgos.

El trabajador sí se comporta de manera adecuada a los procedimientos de trabajo seguros, pero no conoce el peligro ni evalúa los riesgos que conlleva. Es una situación que en principio parece que no ha de ocasionar ningún problema, pero la realidad nos muestra que no es así. Puede que el trabajador se comporte de manera segura porque le han dicho que lo haga así, y él lo acepta y lo hace. Pero ello no nos garantiza que sea consciente de estar llevando a cabo actos seguros. Y en el momento en que se dé una situación de peligro que difiera mínimamente de lo previsto, o se dé una situación excepcional de emergencia en la que tenga que tomar decisiones más allá de lo procedimentado, entonces se hará patente la insuficiencia de su actuación.

Caso B2: El trabajador Sí tiene una conducta preventiva. Identifica los peligros, pero no es capaz de tener una estimación de los riesgos realista.

Cuando el trabajador se comporta de manera adecuada a los procedimientos de trabajo seguros, y conoce las fuentes de peligro pero no estima el riesgo correspondiente, nos encontramos con una situación similar a la del caso anterior. Con todo, se trata de un defecto en buena mesura cognitivo, más fácilmente paliable que aquél, pues como mínimo ya existe una percepción inicial de algunos peligros. No obstante, se puede aplicar el mismo comentario que en el caso B.1.

Caso B3: El trabajador Sí tiene una conducta preventiva. Además Identifica los peligros y es capaz de estimar los riesgos en forma realista.

En este caso los actos del trabajador son los adecuados a los procedimientos de prevención y, además, sus conocimientos sobre los peligros y riesgos de su puesto de trabajo y de la empresa coinciden con lo determinado por los criterios científico-técnicos de la misma.
Está claro que para lograr el ideal de la Percepción del Riesgo no habrá bastado con convencer al trabajador de la bondad de dichos criterios científico-técnicos, sino que se habrá tenido que llevar a cabo una negociación para incorporar la visión de aquel a la gestión general de riesgos de la empresa. Alcanzar la situación descrita en este caso B.3 debe ser el objetivo de toda gestión de riesgos. Se trata del caso ideal al que hay que la empresa habrá de tender si realmente cree en la necesidad de la prevención de riesgos laborales.

Si deseas mejorar la Percepción del Riesgo en tus trabajadores, escríbenos a contacto@ludoprevencion.com o al whatsapp +51999302680

Publicado por LudoPrevención Perú

Expertos en capacitaciones de seguridad y salud en el trabajo de forma lúdica.

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